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Además, pintamos los croissants con sirope cuando los sacamos del horno.
¡Yo utilizo los 5 sentidos para valorar la calidad de un buen croissant! Lo primero, la vista; luego, el tacto; y, finalmente, el sonido. La corteza tiene que estar crujiente con una buena laminación y la miga debe estar fresca y húmeda.
En cuanto a la textura, el croissant debe percibirse como crujiente en la boca. Respecto al olor y al sabor, el croissant debe ser en primer lugar mantecoso, cremoso y con notas dulces y lácticas (ligeramente ácidas) y con aromas a frutos secos. ¡El sabor debe ser complejo y persistente!
Otra diferencia entre el croissant francés y la medialuna argentina es la apariencia de la miga: la miga del croissant francés tiene un alveolado irregular, mientras que la miga de la medialuna argentina es apretada y cerrada.
Además, es interesante mencionar que en Argentina no hay croissants con relleno. Independientemente de que sean croissants o medialunas, la tradición es consumirlos en el desayuno acompañados de café o café con leche.